Greg Izor y los caminos del blues: Vermont – Nueva Orleans – Austin – Madrid

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Las visitas de Greg Izor se han convertido en una de las grandes atracciones periódicas de la escena de blues nacional

Texto: JOSEP PEDRO

Desde su Vermont natal, la trayectoria del armonicista y cantante Greg Izor le ha llevado a recorrer e instalarse en algunas de las ciudades más emblemáticas del blues como Nueva Orleans o Austin. Fue en la capital texana donde surgió la colaboración y amistad con el grupo madrileño King Bee y los catalanes Midnight Rockets que le ha llevado a visitar España en dos ocasiones –la última la pasada navidad- pasando por festivales y clubs. Hoy los viajes del blues, fundamentales en la conformación de distintos subgéneros, ya no son migraciones forzadas de sur a norte. Tienen poco y mucho que ver con la clásica mitología del bluesman agazapado entre los arbustos para colarse en un tren de mercancías. Aparentemente, la necesidad en el siglo XXI no es tanta pero los nuevos modos de vida tienden a estar marcados por exigencias de movilidad y flexibilidad laboral.

Superados algunos de los más grandes y reconocidos momentos de la historia del blues –su salida del ámbito rural y conformación en distintas ciudades norteamericanas, la popularización global y masiva del blues a cargo de los ingleses y el boom de los ochenta impulsado por Stevie Ray Vaughan-, el blues sigue tratando de redefinirse constantemente en un ejercicio de reivindicación, combinación múltiple a partir de estilos establecidos, e interrelación de escenas locales. Greg Izor, músico de composición que se esfuerza en consolidar su propia voz dentro del estilo, nos habla con realismo de los tiempos recientes del blues.

Su alianza transoceánica con representantes del blues en España nos ayuda también a pensar y valorar mejor nuestra propia trayectoria. Si bien el género ha alcanzado una legitimidad y presencia global que todavía cuenta con algunos referentes clásicos como B.B. King o Buddy Guy (que han hecho entonar a Obama el “Sweet Home Chicago” en la Casa Blanca) y algunos “jóvenes” representantes, el blues nunca ha dejado de luchar. Se ha constituido como una forma cultural alternativa y de resistencia que se mantiene, más que por posibilidades de lucro, por compromiso y vocación. Las raíces del blues han crecido a lo largo del globo dando forma a tradiciones renovadas que, como la nuestra, todavía no han recibido el reconocimiento público y mediático que merecen.

 

Acumulando experiencias en Vermont y Nueva Orleans

Me mudé a Nueva Orleans, busqué donde tocaba [Johnny] Sansone y le dije: “Ey, he venido a [Nueva Orleans] para aprender a tocar de ti”. Me miró y me dijo: “¿En serio? Bueno, ¿quieres una cerveza? ¿Quieres comer algo?”

¿Cuándo empezaste a interesarte por la música?

Cuando tenía 8 años vi un anuncio en televisión de unos CD’s de Louis Armstrong que me encantó. “¿Quién es ese? ¡Yo quiero hacer eso!” Era tan genial… Empecé a tocar la trompeta y cuando tenía diez años y estaba a punto de cambiar de colegio. Mi nueva escuela tenía un director de orquesta de jazz que me inició en muchas cosas. Me decía: “bueno, si te gusta Louis Armstrong entonces prueba con Roy Eldridge, Dizzy Gillespie…”. Me enseñó a conocer más cosas diciéndome que cuando te gusta alguien puedes averiguar que le gusta al músico y rastrear hacia atrás. Realmente me abrió los ojos a un montón de música. Me enseñó a apreciarla y a profundizar un poco más.

Toqué la trompeta de manera intermitente hasta que tenía más o menos veinte años. Pero en la escuela secundaria me metí en el rollo de Bob Dylan y cosas así y empecé a tocar guitarra y armónica al mismo tiempo. También empecé a leer sobre Dylan y vi que había escuchado a Sonny Terry, así que pillé algo de eso también. Más tarde, en el disco de Sonny Terry se mencionaba a Little Walter, así que seguí por ahí. Y entonces en un disco de Walter hablaban de Sonny Boy Williamson, y cuando escuché a Sonny Boy flipé. Empecé a aprender a tocar a base de escuchar discos, salir por las noches a meterme a tocar con grupos y levantarme para ir al colegio por la mañana.

Por aquella época también vi el tema de Big Walter [Horton] con John Lee Hooker en la peli de los Blues Brothers y pensé que aquello era una pasada. Empecé a buscar discos de Big Walter, pero no teníamos Internet y no podías encontrar ese tipo de cosas. Al final, la tienda de música recibió un disco de Big Walter; me lo compré y era cojonudo. Era un directo con Sugar Ray y los Blue Toes. El pianista terminó mudándose cerca de donde yo vivía en Vermont así que cuando era joven toqué bastante con él. Aprendí mucho sobre como estar en el escenario y actuar. Me hablaron de otros músicos y todavía hoy leo mucho tratando de descubrir cosas que no he escuchado.

¿Cómo era la escena musical de Vermont?

Había músicos realmente buenos y, a mediados de los noventa, todavía había grupos que iban de gira por Boston y Montreal. Pasaban por Vermont porque estaba de camino. En noches entre semana se podía ver el Taj Mahal, Charlie Musselwhite, todo tipo de músicos de jazz… Había un buen festival también; hacían sesiones para chavales y llegué a escuchar a Max Roach hablar de música y conocer a algunos músicos cuando era niño.

Creo que Vermont, para ser un lugar pequeño, tenía una escena musical muy buena en ese momento. Había un montón de diferentes tipos de músicos, pero fueron cayendo a finales de los 90 a medida que la escena se centró más en chavales universitarios y menos en gente mayor que escuchaba música en directo. Las cosas cambiaron mucho y se hicieron más populares los DJ’s y el indie rock malo. En el año 2000, cuando ya llevaba un año en la universidad me echaron de la universidad, trabajé durante un tiempo y luego me mudé a Nueva Orleans.

¿Por qué decidiste ir a Nueva Orleans?

Tenía un programa de radio en Vermont y siempre estaba escuchando música. La radio tenía toneladas de discos y siempre estaban recibiendo más. Recuerdo que estuve mirando la sección de blues. Me encanta la armónica, así que estaba descubriendo a todos estos armonicistas que había como Rod Piazza o William Clarke, que ya había muerto pero seguíamos poniendo sus discos. Un día puse un disco de Johnny Sansone. Era difícil saber lo que era. La portada es como una casa sin paredes, solo con las vigas y este tipo esta cantándole a una mujer mayor que baila con las manos levantadas. Pensé que era muy bueno. Me quedé con un par de CD’s con distintos estilos de tocar la armónica. Era todo blues pero la forma de tocar era muy diferente.

Cuando trataba de decidir dónde podía ir pensé: puedo ir a California e intentar acercarme a Rod Piazza y a Rick Estrin o podría ir a Luisiana y buscar a [Johnny] Sansone. Ya había vivido en California durante un par de meses con una chica y realmente no me gustaba, así que no estaba dispuesto a volver. Me mudé a Nueva Orleans, busqué donde tocaba Sansone y le dije: “Ey, he venido a [Nueva Orleans] para aprender a tocar de ti”. Me miró y me dijo: “¿En serio? Bueno, ¿quieres una cerveza? ¿Quieres comer algo?”

Empecé a salir con él y nos hicimos buenos amigos. No me enseñaba cosas directamente, no había lecciones ni nada por el estilo. Quedaba con él en su casa, hablamos y escuchábamos música. Luego iba a verle tocar y cuando iba a casa intentaba sacar lo que había estado tocando.

¿Cómo cambió eso tu actitud hacia la música?

Bueno, Nueva Orleans es un mundo totalmente distinto. Cuando llegué me metí a tocar con varios músicos en las jams de blues. En aquel momento podías escuchar cosas muy variadas en Nueva Orleans. Hay mucha música indígena, bandas de viento y cosas así. Estuve expuesto a muchas cosas que no había oído antes y que eran realmente buenas. También tocaba en la calle Bourbon como unas treinta y cinco horas a la semana. Tenían un reloj que debías pulsar cuando llegabas al curro.

Aquello fue bueno porque tuve la oportunidad de aprender lo que significa ser el frontman. Realmente, antes de esos conciertos no cantaba. Podía cantar un par de temas y ya está. Un día me llamó un grupo y me dijeron que les faltaba uno. “¿Vienes a tocar? ¿Puedes cantar durante cuatro horas?” Le dije: “Claro” [risas] y entonces me puse a escribir el título de todas las canciones que pensaba que me sabía.

Greg Izor con Johnny Sansone y Big Chief Monk Boudreaux

Háblame de tus principales influencias…

Muchas… los grandes armonicistas, por supuesto: los dos Sonny Boys, Little Walter, Big Walter [Horton], James Cotton y Junior Wells, a quien conocí cuando yo era muy joven. ¡Me hizo llamarle “hijo de puta”! Vocalmente al principio me encaminaba hacia Big Joe Turner. Me encanta Big Joe Turner, creo que es realmente especial. Aunque mi voz no es como la suya, me gusta mucho su fraseo.

Cuando empecé en Bourbon Street intentaba hacer trucos para complacer al público. Hacía cosas llamativas con la armónica o forzaba cantando porque pensaba que a la gente le gustaba. Recuerdo que Sansone vino un día, se sentó justo delante de mí y se limitó a negar con la cabeza cada vez que hacía algo así. Finalmente me di cuenta de que no tenía porqué hacer eso. En realidad, aprendí a hacer lo que me resultaba natural; con mi propia voz, cantando a mí manera y tocando la armónica con mí estilo. A partir de ahí la gente decidirá si le gustas o no. Es igual que con una chica. Si sales con una chica y no paras de hacer cosas para impresionarla, nunca le vas a gustar. Pero si te comportas con naturalidad, o bien le gustarás o no. Es mejor así.

¿Cuál es la importancia de estar en un lugar tan histórico para el blues como Nueva Orleans?

En Nueva Orleans tampoco hay mucha gente tocando blues. Hay muchos que dicen que tocan blues pero tocan otra cosa. Hay mucha gente que sabe tocar blues pero realmente no hay muchos sitios donde tocarlo. Nueva Orleans era un buen sitio porque [Johnny] Sansone tocaba allí y eran tan bueno que podías aprender lecciones de años en horas. Había bastantes armonicistas buenos en pero no daban muchos conciertos. Una de las cosas que Johnny hizo por mí y por otro armonicista, Thomas Walker, fue montar un grupo para que pudiéramos tocar todos juntos. Tanto Johnny como Thomas y yo tocamos la armónica y la guitarra así que íbamos cambiando, y teníamos un bajista y un batería. Nos llamábamos los “King Briskit Boys” y solíamos tocar en el sitio de barbacoas de [Clarence] ‘Gatemouth’ Brown. Tocábamos todos los lunes y fue una gran experiencia para aprender.

¿Qué relación mantuviste con ‘Gatemouth’?

Una vez tocó con nosotros. Solía venir pero nunca se metía a tocar. ‘Gatemouth’ era un tipo raro pero nos llevábamos bien. Mi madre es de la parte francesa de Canadá y es cajun así que hablábamos de música de violines y acordeones porque crecimos escuchando cosas parecidas. Un día decidió que quería tocar y tocó algunas canciones con nosotros. Fue genial… Yo estaba muy emocionado. No le gustaban especialmente los armonicistas pero era paciente con nosotros. Era un buen tipo que nos decía que no teníamos que beber ni fumar hierba…

¿Cómo viviste la llegada del huracán Katrina?

Aunque ya había pasado por dos huracanes antes del Katrina, estaba un poco nervioso. Recuerdo que estaba en la escuela trabajando y mi novia de aquel momento también trabajaba allí. Nos enteramos de que el huracán se acercaba y se puso muy tensa: “¡Tenemos que irnos!” Le dije: “Bueno, tengo que ir al un festival mañana. Johnny [Sansone] iba a tocar y no lo había visto en mucho tiempo. No tengo ganas de marcharme”. Al día siguiente, el sábado, llamé a los del festival para preguntarles como llegar. “Hombre, no vamos a hacer el festival con el huracán en camino”. Recogimos a su amiga Kate y salimos a la carretera hacia Memphis. Nos dieron una habitación allí y vino también el novio de Kate.

Cuando pensábamos que la tormenta ya había pasado vi en la recepción del hotel que la ciudad estaba inundada. El hotel estaba lleno de gente que había salido de Nueva Orleans y empezaron a desesperarse. Decidimos que no íbamos a volver al día siguiente como teníamos previsto. Mi novia se alteró mucho y al final yo conduje hasta Vermont y ella cogió un avión a California. Estuve trabajando unos meses y cuando volvimos a Luisiana habíamos perdido nuestros trabajos. Aquella chica empezaba unos estudios en Austin y me vine con ella. Realmente no quería irme de Nueva Orleans pero en aquella situación decidí que lo haría.

 

De Austin, Texas hasta España: redes globales y nuevos blues

[Austin] atrae a buenos músicos pero desafortunadamente se dan por sentado. Incluso en 6th street cuesta que te paguen.

¿Cómo de distinto era Austin de Nueva Orleans?

Es totalmente diferente. La escena aquí está mucho más instaurada y la gente lo tiene más en cuenta. Me costó mucho tiempo encontrar a las personas adecuadas con las que tocar. Estoy dispuesto a tocar con todo el mundo, en cualquier momento, por cualquier cantidad de dinero… lo que sea mientras sea divertido. Si disfruto de la compañía de alguien toco donde haga falta. Pero cuando llegué aquí era como “¿quién eres tú? ¿a quién conoces?”. Por suerte, conocía a Ronnie James y a Kim Wilson de los Thunderbirds. Kim no vive aquí, pero Ronnie sí. Fue una gran ayuda para superar esas tonterías. Me ha llevado un tiempo, pero al final he encontrado a las personas adecuadas.

A veces, la gente en Austin parece estar preocupada por saber que tocan mejor que unos y por debajo del nivel de otros. Los tíos con los que estoy tocando ahora no son así en absoluto. Son abiertos y animan a otros músicos. Si alguien se presenta en un concierto y dice que toca le digo se meta en un par de canciones. O bien el tipo es malo y durante dos canciones le ayudas a sonar mejor, se siente bien, pasa un buen rato y tu pasas un buen rato porque le estás ayudando a aprender, o bien el tipo es cojonudo y aprendes algo de él. Para mí ambas situaciones son buenas.

En TC’s Lounge con la Little Elmore Reed Band, junto al legendario Pinetop Perkins

¿Qué piensas de que Austin se proclame la capital mundial de la música en directo?

Creo que es una tontería. Es la tienda de música en vivo del mundo. Hay muy pocos clubes que realmente paguen por tocar. En algunos sitios te tratan peor que a un empleado. No espero ser tratado como un artista ni nada de eso, pero al menos que me traten como alguien que trabaja allí. No se puede ganar dinero y la mayoría de los lugares ni siquiera te dan cerveza o comida gratis…

Odio cuando la gente se hace una idea de un grupo antes de escucharlo, y hay mucho de eso aquí. La gente dice que alguien es bueno, entonces alguien oye que es bueno, y al final está en la prensa, todos piensan que es muy cool, y todos tenemos que conocerle. Cuando vas a verlo a menudo es  una actuación artística buena pero la música es una mierda.

Por otra parte, hay muchos músicos buenos, sobre todo mayores, y muchos de mi edad que vienen y tocan buen blues, country o lo que sea. Esta ciudad atrae a buenos músicos pero desafortunadamente se dan por sentado. Incluso en 6th street cuesta que te paguen. Toco muy poco ahí porque no es divertido. Vas y tienes que entrar todo el equipo, no te pagan, no tienes bebida… nada. Luego vas al coche y la policía no te deja acercarlo para coger tus cosas. No es divertido así que dejé de hacerlo. Si me llama un amigo con quien tengo ganas de tocar voy pero no voy buscando conciertos por ahí porque te tratan peor que al que barre el suelo.

¿Cómo ves otros clubs clásicos como TC’s, Antone’s o el Continental?

TC’s lo traspasaron y ahora se llama Sahara Lounge. Ahora estamos tocando en un sitio llamado White Swan. Solía tocar allí cuando todavía el dueño era negro pero lo vendieron también. Gran parte del lado Este se está gentrificando, la gente está comprando y convirtiéndolo en un lugar de moda. El tipo que compró el White Swan ha montado un lugar agradable, se ve bonito por dentro y me gusta tocar allí.

Antone’s programa muy poco blues y cuando lo hacen es en un domingo por la noche. Es desgarrador ir a ver a Derek O’Brien un martes y que no haya nadie, porque es tan jodidamente bueno que me gustaría ver que la gente le apoya. He tocado en el Continental pero no sé cómo se es acordar un concierto allí.

Probablemente el sitio con más historia sea el Victory Grill, pero también allí han tenido dificultades…

Es difícil, y en un lugar como el Victory Grill es una verdadera pena, porque ese sitio es muy importante históricamente. Bobby Bland tocaba allí en los años cincuenta antes de hacerse famoso. Es realmente triste en algunas cosas pero los clubs de rock del centro van muy bien. Tal vez sea un buen momento para la música rock, pero, por desgracia, algunas de las cosas más históricas se está viniendo abajo. Es difícil conseguir que la gente vaya.

Hay un sitio aquí donde yo vivo llamado el Café Evangeline y el dueño, Curtis Clark, es uno de los últimos buenos que quedan. Trata a los músicos muy, muy bien. Nos paga, nos alimenta, nos da bebida y es un gran tipo. No sé cómo se mantiene en el negocio. Debe vender mucha comida a mediodía. Pero no queda mucha gente así, que realmente se ocupe de los músicos.

Gary Clark Jr. está recibiendo mucha atención y tal vez eso traerá un poco de atención al blues en Austin. Es genial ver a uno de los buenos contar con el apoyo de las discográficas y los medios. A menudo, pillan alguna mierda así que me alegro por Gary porque es tiene mucho talento. Esperemos que atraiga a más gente. Vamos a ver qué pasa.

Greg Izor – I was wrong

 ¿Cómo fue la grabación de tu disco I was wrong (Shortstack, 2010)?

La hicimos justo a las afueras de Austin, con un tipo llamado Billy Horton, que tiene un estudio. Es como yo, le gustan los equipos vintage. Soy adicto a los micrófonos y amplificadores antiguos. A Billy le gusta todo eso y construyó su estudio para sacar sonidos puros y limpios como los antiguos. Cuando escuchas los discos de Chess Records son claros y buenos, y Billy pueden conseguir ese sonido que me gusta tanto. Ya había grabado allí antes y lo pasamos muy bien. Había ido posponiendo la grabación de un disco desde hacía mucho tiempo y al final me dije: “voy a cumplir treinta, debería  grabar un disco”. Durante un tiempo, me puse a escribir un montón de canciones, escogí las que más me gustaban y algunas versiones que eran importantes para mí.

He hecho grabaciones en discos de otra gente y he visto dinámicas distintas en estudio diferentes. Puede llegar a ser estresante y es preferible que la gente con la que estés tocando se maneje bien para no empeorar las cosas. Estos tíos [Willie Pipkin: guitarra; Mike Keller: guitarra; Johnny Bradley: bajo] tocan muy bien y añadimos a un gran baterista que en realidad ahora vive en Austin, Jason Corbiere que creció conmigo en Vermont. Solía estar en Roomful of Blues y tocó con Eddie Kirkland durante mucho tiempo. Hemos estado tocando juntos desde que éramos adolescentes. Todos sabíamos exactamente lo que íbamos a tocar antes de entrar al estudio. Tocaron tan bien que la única vez que hicimos tomas extras fue porque yo no estaba contento con lo que había tocado. Todavía hoy cuando escucho el disco hay un millón de cosas a las que me gustaría volver y cambiar.

Otra cosa es que estaba enfermo, mal de los pulmones, cuando lo grabamos. No podía cantar, pero sí que podía tocar todavía. Grabamos el disco entero, susurré las partes vocales y un par de meses más tarde añadí la voz. Hay muy pocas personas con las que pueda pasar ocho horas al día durante dos días seguidos en un estudio. Pero Billy Horton es el hombre adecuado. Nos llevamos bien y tiene buen oído.

El disco ha sido descrito como una mezcla de blues de Luisiana, Texas y Chicago. ¿Cómo de distintos son estos subgéneros?

Creo que con el tiempo muchos de los regionalismos han cambiado. Solía haber sonidos realmente distintos en Chicago, Luisiana y Texas, pero creo que con Internet y los discos eso ha cambiado mucho y los músicos pueden tocar cualquier cosa en cualquier lugar. Para mí, tal vez sea solo una aproximación distinta. Hay ciertos sonidos que vienen de Texas -especialmente los sonidos de guitarra, hay ciertos shuffles que salieron de Chicago, y ciertas formas de tocar la armónica que salieron de Luisiana. En Luisiana los tresillos son muy populares.

Para mí, lo de los subgéneros solo es una forma de que la gente identifique lo que estás haciendo. En realidad mi forma de tocar no cambia mucho. Toco como toco, y quizás sea una mezcla de todas esas cosas porque es lo que he escuchado. Creo que cualquier músico es, de manera natural, el resultado una mezcla de todo lo que escucha. Sin ir demasiado lejos, la comida que comes, las cosas que ves todos los días, y lo que haces influye en tu forma de tocar.

Me gusta tocar música que sea relajada pero musculosa. Me gusta el ataque y fraseo, las cosas que son fuertes y relajadas. Por ejemplo, me encanta escuchar el estilo de los armonicistas de la costa oeste pero la manera de tocar no me resulta natural. Los estilos de Chicago y Luisiana me resultan un poco más naturales.

Toda la experiencia en España ha sido un auténtico placer para mí. Estoy pensando en quedarme en verano y usarlo como campamento base.

Greg Izor junto al grupo madrileño King Bee

Háblame del contacto con los grupos españoles King Bee y Midnight Rockets.

Yo estaba tocando en TC’s. Emilio y Álvaro de King Bee estaban allí y Emilio tenía algunas preguntas sobre armónicas. La banda, Little Elmore Reed Band, no es mi banda. Ahora estoy fijo pero solía tocar con ellos solo de vez en cuando. Es la banda del baterista, así que no siempre puedo decirle a la gente que se meta a tocar.

Me estaba haciendo preguntas sobre el amplificador, la ecualización y el micro que estaba usando. No sé si cambia mucho, pero me gusta probar cosas distintas. Estábamos hablando y le dije: “mañana por la noche toco con otro grupo. Será más relajado y me encantaría que pudierais venir”. La noche siguiente vinieron a la pizzería donde tocaba. No había nadie excepto el camarero. Empezamos a hablar y me contaron que tenían un grupo en España. Álvaro cantó, Emilio sopló la armónica y yo toque un poco la guitarra. Sonaban muy bien. Seguimos hablando y me dijeron: “¿alguna vez has pensado en venir a España?”. Les dije: “Me encantaría ir a España. Nunca he estado allí antes”. Creo que se volvieron poco después.

Al cabo de un tiempo me pasó lo mismo con estos dos chicos de Barcelona. Tienen un grupo llamado los Midnight Rockets. Conocían a Willie y se sentaron con nosotros en TC’s. Les dije: “¿por qué no venís a cenar a mi casa mañana?” Vinieron, cociné algo y estuvimos hablando de música. Eran muy buenos tíos. Unos meses más tarde recibí un email de Emilio preguntándome si querría ir a España a tocar en un par de festivales y clubs.  Le dije: “¡hombre, si hace falta estaré allí mañana!” Me explicaron que iban a tratar de montar unos conciertos y me dijeron más o menos cuánto dinero podría salir. Tío, no estoy preocupado por el dinero. Mientras tenga un sitio donde quedarme y pueda cubrir los gastos estoy contento. Ni siquiera necesito volver a casa con pasta. Si sobra algo al final del concierto perfecto, pero si no deberíamos hacerlo igualmente.

Así que fui, nos lo pasamos bien y vi un montón de sitios por España. Salimos por la playa, la montaña… y me encantó Madrid. Terminé conociendo a una chica con la que estoy pasando mucho tiempo. Quiero a esos tíos. Nos hicimos muy buenos amigos y sentí un vínculo natural con ellos.

¿Cómo fue tu experiencia en el festival de blues de Cazorla junto a King Bee?

 Aquello fue impresionante. Llegué a tocar con [Charlie] Musselwhite en el festival. King Bee tocó de puta madre, tenían la actitud adecuada para cada cosa y todo salió de maravilla. Al final volví a EE.UU. con un puñado de dinero en el bolsillo. Muchas veces cuando viajas no ves nada de las ciudades pero estos tíos se lo conocían todo, así que fuimos a comer bien y me llevaron a un montón de sitios. Disfruté tanto de la cultura y de estar por allí como en las actuaciones. Fue una experiencia increíble.

De vuelta en Texas tenía ganas de ver a esta chica y de tocar con King Bee otra vez. Estuve mirando cuando podría tener unos días libres en el colegio y le pregunté a Emilio qué tal en navidad. Volvieron a organizarlo, fue fantástico y el grupo sonó muy bien.

Toda la experiencia en España ha sido un auténtico placer para mí. Estoy pensando en quedarme en verano y usarlo como campamento base. Voy a tocar en Italia y en Noruega, así sería perfecto si me puedo quedar en Madrid y tocar con King Bee, y viajar a otros sitios desde ahí.

¿Cómo elegisteis el repertorio que tocarías con King Bee?

A través de emails nos hemos dicho lo que estábamos tocando cada uno. Ya tocan bastantes cosas que me gustan. Yo quería hacer canciones del disco así que les mandé el disco. Cuando llegué ensayamos un par de días en el estudio de Carlos [Arsuaga] y vimos cuales eran nuestros puntos fuertes. A medida que tocábamos más nos atrevíamos a tomar más riesgos. En esta gira hemos podido hacer cualquier cosa.

Greg Izor con Sergi Escriu, de los Midnight Rockets

¿Cómo de distinto es tocar blues en España?

Con respecto a los grupos, la gente en EE.UU. no ha escuchado tantas cosas como los de aquí. En general el trato en los clubs es mucho mejor y también pagan más. En algunos sitios hay públicos de blues y otra gente que solo quiere escuchar música. Prefiero tocar para alguien que quiere pasar un buen rato que para alguien que quiere escucharte tocar un tema de Little Walter nota por nota. En realidad, no sé hacer eso. He disfrutado mucho y cada concierto ha sido distinto. En los clubs hay una relación más personal con la gente, puedes verles mucho mejor que en un festival.

¿Crees que en Europa la apreciación del blues es distinta?

Sí, creo que Europa tiende a tener más aprecio y respeto por el blues. En EE.UU. todavía hay algunos sitios como St. Louis donde se aprecia mucho. En Texas y Nueva Orleans ya no les importa demasiado el blues. Algunos clubs lo programan pero no hay mucho público, aunque hay muchos aficionados a bailarlo. En Europa hay mucha gente que de verdad ama el blues y está bien tocar para gente a la que le encanta la música que tocas. Aunque, por lo que a mí respecta, solo me preocupa tocar buena música. Toco blues pero también puedo meter un tema country a mitad.

Es curioso que parece haber una idealización mutua entre el blues en España y EE.UU…

Puede que sea porque en España no tenéis tanto. Aunque he visto un montón de armonicistas increíbles por ahí. Emilio [Arsuaga] es muy bueno, Quique [Gómez] también… Cuando estuve en Barcelona conocí como a veinte armonicistas. Cada vez que me saludaba a uno nuevo los otros me decían: “este tío es muy bueno” Joder, ¿qué bebéis?

¿Qué se necesita para tener un blues propio en España?

Yo diría que en Europa hay un sonido de blues característico que se basa principalmente en la tradición de California y de la costa oeste. España parece ser un caso distinto, o puede que solo sea King Bee, no lo sé. Parecen basarse más en el blues sureño. Es complicado saber si hay un sonido de blues español.

Si lo pensamos al revés, hay muchos norteamericanos que tocan flamenco pero no sé si hay un estilo de flamenco norteamericano. No lo sé. Tendré que dedicar más tiempo a escuchar más grupos españoles. Quizás sí tengáis un sonido de blues español o puede que estéis trabajando para conseguirlo. Hace falta tiempo, especialmente en esta era de la comunicación.

Una de las razones por las que el blues de Chicago era distinto al de Texas era que la mayoría de los músicos venían del Delta. Emigraron a esa parte del país y estaban más o menos aislados de otros músicos. Había más aislamiento y los músicos de Chicago escuchaban a otros músicos de Chicago. Con internet hoy tienes acceso a todo. Así que no lo sé, tampoco estoy seguro de que haya un sonido de Texas blues hoy en día.

Significados y caminos del blues de hoy

Si realmente no estás conectado a la tradición y el legado anterior, puede que la música sea buena pero quizás “blues” no sea la mejor palabra para describirla. Si vas a adherirte a un nombre o estilo probablemente debas respetar lo que ha ocurrido antes de que tú llegaras.

¿Qué es el blues para ti?

Para mí el blues es una expresión, un sentimiento supongo. Se ha dicho muchas veces pero parece ser que es un sentimiento que tiene que ver con las notas que tocas y la forma en que las tocas. Creo que una de las cosas que distingue al blues de otros estilos de música es que implica cierta paciencia. Para mí, lo que separa a los músicos de blues muy buenos de los que no lo son es que desarrollan la técnica y luego la dejan fluir para expresarse con paciencia y con tiempo, no con prisas todo el rato. Desgraciadamente, buena parte del blues ha ido por el camino de lo llamativo. Si pasa de forma natural me parece bien pero si es actuación no me quedó con ello.

¿Crees que hay una tendencia hacia la espectacularización?

Una cosa es tocar solos largos si van a algún sitio, pero si haces un refrito… no lo sé. Para mí es blues sigue estando vivo y requiere mucha creatividad. A pesar de haberme pasado horas aprendiéndome los discos de Little Walter, no tengo el tipo de memoria que te permite salir ahí, apretar el play y empezar a tocar. No recuerdo esas cosas en un concierto. Si decido que voy a tocar una canción de Little Walter no soy capaz de tocarla exactamente igual que en el disco porque mi cerebro no funciona así. He pasado tiempo aprendiendo a tocarlo como en el disco y desarrollando la técnica porque creo que tienes que saberte eso si quieres tocar la armónica. Pero aún así la creatividad es necesaria para hacer cosas diferentes, tener ideas propias y sonar fresco. No me apasiona demasiado hacer cosas que ya se han hecho. El blues sigue vivo y necesita creatividad para seguir estándolo.

¿Por qué vale la pena tocar blues?

Sienta bien, y si sienta bien todo vale la pena. Salgo a tocar todo lo que puedo, cuatro o cinco noches a la semana hasta tarde y me levanto temprano la mañana siguiente para enseñar geografía. Hace que me sienta bien. Me encanta tocar con músicos distintos y estoy agradecido. Es un gran regalo. Estoy excepcionalmente agradecido a King Bee por pensar en invitarme a tocar en España. Al final he ido, he conocido la cultura, he salido y he tenido buena comida y buen vino. Te digo que vale la pena.

¿Tocarías de acompañante con grupos de pop mainstream?

¿Si lo haría? Sí, tocaría con quien fuera siempre que sea divertido. ¿Dejaría de hacer lo que hago? Nunca. ¿Me definiría por otra cosa? No, probablemente no. Pero sí, no tendría que dejar de tocar lo mío.

Combinas la música con un trabajo como profesor…

Si pudiera vivir solo de la música, si me lo pudiera permitir, lo haría. Aún así buscaría una forma de trabajar con niños porque me encanta trabajar como profesor. Ahora es duro por todo lo que está sucediendo con la educación en Texas pero me encanta. Con la música es lo mismo. Si fuera millonario por enseñar seguiría tocando música tanto como pudiese.

¿Hay algo auténtico en el blues?

Espero que sí. Hay mucho blues por ahí que no es auténtico y otro tipo de música que sí tiene autenticidad. Creo que toda la buena música tiene que tener un sentimiento auténtico. Hay mucha gente que lleva gorros, tirantes o gafas de sol porque creen que eso les hace auténticos. Algunos tienen emociones auténticas al tocar y otros no.

¿Es posible seguir siendo original en el blues?

Creo que sí. Mi forma de tocar se basa, en buena medida, en la forma de tocar de Johnny Sansone y el toca así por las cosas de las que viene. Es una extensión. Cuando alguien toca música con creatividad puedes escuchar el valor de lo que hacen y la tradición. Creo que hay espacio para hacerlo y mucha gente que lo hace. Por ejemplo, hay muchas formas distintas de tocar la armónica cromática, y la diatónica también. Hay ciertas frases que aprendí de Johnny que no le he escuchado a nadie más. Kim Wilson tiene un sonido propio y también Rod Piazza y Rick Estrin. Tienen su sonido característico y, aun así, puedes oír el blues clásico, la influencia de los maestros.

Por otra parte, hay muchos músicos que están simplemente explorando la técnica, dejando la tradición a un lado y proclamando que están llevando el blues a otro nivel. Pero si realmente no estás conectado a la tradición y el legado anterior, puede que la música sea buena pero quizás “blues” no sea la mejor palabra para describirla. Creo que si vas a adherirte a un nombre o estilo probablemente debas respetar el legado, respetar lo que ha ocurrido antes de que tú llegaras.

¿Qué crees que tiene en común la gente del blues?

Creo que hay gente de todo tipo. No sé si tienen mucho en común. Unos son simpáticos, otros no, unos son blancos, negros, japoneses… nunca se sabe. Creo que ese sentimiento que sale de alguien no está sujeto a mucho ya. Creo que no hay muchas características de unión excepto el hecho de tener un sentimiento por lo que hacen.

 

¿Qué piensas sobre cantar blues en otros idiomas, por ejemplo en castellano?

Creo que si es natural es bueno. Si es pretencioso en algún sentido, no creo que funcione. Pero si resulta más natural que cantar en inglés, o cantan en inglés sin saber qué cantan quizás es mejor cantar en una forma que se entienda. No tengo ningún problema con que la gente cante en lenguas diferentes. Si suena bien, fantástico.

A lo largo de tu carrera has mantenido contacto con músicos de distintos lugares. ¿Qué relación ves entre músicos de blues alrededor del mundo?

Es emocionante encontrarte a alguien al que le gusta lo mismo que a ti, algo que no le importa demasiado a la mayoría de la gente. “Oh, ¿te gusta Magic Sam? ¡Me gusta Magic Sam! ¿Te gusta Shakey Jake? ¡Tío, me encanta Shakey Jake!” Descubrir que alguien, sea de tu barrio o de otra parte del mundo, tiene una pasión que le lleva a disfrutar de las mismas cosas con las disfrutas tú significa que han tenido que ir a buscarlo. El blues no es muy accesible o alcanzable. Si a alguien le gusta y escucha a ciertos músicos es porque ha pasado horas buscándolo. Es fantástico cuando reconoces eso en alguien. “¡Tío, este se preocupa tanto por esto como yo! ¡Es maravilloso!” Creo que eso tiene mucho que ver.

Sé que en el caso de Johnny [Sansone] no podía creer que un crío como yo hubiera cruzado el país para aprender de él porque había escuchado sus discos. Creo que es lo mismo. “¿De verdad te preocupas por esto?” Cuando encuentras a alguien que siente pasión por algo que es secreto, está oculto o tienes que trabajar para conseguirlo sientes una predisposición inmediata para la amistad.

¿Crees que el blues debería considerarse o pensarse como música negra (black music)?

No estoy seguro de juntar ese tipo de cosas. Los primeros músicos de blues fueron negros, así es como fue. Pero también escuchaban música country blanca y los músicos blancos de country escuchaban a músicos negros. Ha habido una mezcla de eso. Ahora hay músicos blancos, japoneses y noruegos tocando blues.

Me rompe el corazón ver como se utilizan estereotipos. He escuchado músicos malos de todos los colores y edades. Odio que alguien se apoye en la raza en un sentido o en otro para avanzar en la música, porque la música no va sobre eso. El blues es un regalo que se originó por músicos negros en el sur y eso es algo por lo que me siento agradecido. En estos tiempos, es importante respetar la herencia, la historia y el origen. Pero también creo que para mantenerlo vivo debemos asegurarnos de no vincularlo a ningún estereotipo moderno.

¿Qué relación ves entre el blues y otros géneros de música popular como el jazz, el rock ‘n’ roll, el soul…?

El blues fue uno de los primeros estilos en EE.UU. y siempre ha influido mucho al jazz. También el jazz ha influido al blues. Especialmente durante los años 50, muchos músicos de blues usaban ideas del jazz. Algunos como Lonnie Johnson estaban en ambos bandos. Era un músico tremendo en ambos estilos. Louis Armstrong fue uno de los más grandes músicos de blues y Miles Davis… tío, ¡que cabronazo! Ese tío sí que tocaba.

También hay una relación fuerte entre el country y el blues. Se escuchan muchas de las mismas cosas pero expresadas de manera distinta. En cuanto al funk y al rock, toman las mismas ideas, vienen del mismo pozo pero, a medida que te vas alejando, la influencia se disipa. En los 70 había muchos grupos que se tomaban mucho blues pero no retomaban el sentimiento en absoluto, solo la estructura. Así que incluso más allá del sentimiento del blues, la estructura se usa mucho. Los unos, cuatros y cincos [I-IV-V es el modelo clásico de la estructura de blues] son buenos y a los humanos nos encantan los tresillos, así que va apareciendo por todos lados. Incluso me alegra cuando en el hip hop, que no me gusta, cogen samples de blues. Está bien que lo estén escuchando.

¿Cómo ves el estado actual del blues tras las recientes muertes de gente como Pinetop Perkins o Willie ‘Big Eyes’ Smith, ambos habituales en Austin?

Hay mucha gente tocando blues a muy buen nivel. Los tipos como ‘Big Eyes’ Smith nunca serán reemplazados. Nunca va a haber otro ‘Big Eyes’, ni otro Pinetop, ni otro Sonny Boy… pero tampoco va a haber otro tipo como Kim Wilson. Creo que [el blues] está avanzando y la tradición está continuando. Desgraciadamente, no es tan popular como me gustaría pero sigue en marcha. Me da la impresión de que no va a desaparecer mientras haya gente apoyándolo. Parece que hay gente suficiente dispuesta a continuar la tradición y mantenerlo vivo. Sinceramente, si no fuera por gente como tú que están documentando estas cosas quién sabe lo que pasaría. Pero sí hay gente prestándole atención.

Recuerdo que cuando iba al instituto no tenía muchos amigos a los que les gustara el blues. Les gustaba la música así que podías ponerles blues, se metían y les gustaba. Cuando miro a algunos chavales hoy veo que no les importa, que no lo han escuchado y que cuando lo hacen no saben muy bien como tomarlo. Pero también hay músicos jóvenes ahí fuera; conozco a un chico llamado Nick Clark que está en Colorado que es muy bueno. Tendrá como 16 años y es increíble; gran armonicista  y buen tipo. Con suerte el interés se mantendrá en las nuevas generaciones. Tendré los dedos cruzados.

Versión resumida publicada en Efe Eme

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