Antihéroes: una historia folk-blues de Austin
Texto: JOSEP PEDRO
Resulta fácil narrar la historia a golpe de acontecimiento, de triunfo mercantil o en torno a unas pocas “estrellas” que, idealmente, representan a un colectivo mayor. Pero de cada músico famoso hay incontables que no lo son. Y de cada héroe hay muchos antihéroes. Por su amplitud y nuestra incapacidad, la historia del blues es una de las más maltratadas. El género que transformó el desarrollo de la música popular desde el genocidio de la esclavitud está plagado de historias perdidas, mitos y héroes caídos. Antihéroes.
En Austin, la auto-proclamada capital mundial de la música en vivo y el centro liberal del conservadurismo tejano, la historia de anti héroes vivió su época dorada a partir de 1945. Por entonces, las leyes en Austin ya habían institucionalizado el racismo. Desde principios de siglo se habían encargado de limitar los derechos de la población negra en términos de transporte, hogar, trabajo y voto. En 1928 un nuevo plan separó físicamente la parte Este de la ciudad de la Oeste con la construcción de East Avenue, hoy la autopista I-35. La zona este, East Austin, fue el lugar para la población negra.
Hacia finales de los 40, las calles 7, 11 y 12 de East Austin se convirtieron en los centros culturales y de ocio de una comunidad que tenía negocios, colegios, iglesias y bares propios. A día de hoy, el Victory Grill, situado en la calle 11, es el principal testimonio de aquella época. El otro, rejuvenecido a base de soul food y blues, es TC’s Lounge [hoy Sahara Lounge], situado más hacia el Este. Fundado por Johnny Holmes en 1945 como una celebración de la vuelta de los soldados negros, el Victory Grill forma parte del chitlin’ circuit, el circuito de bares negros que los músicos recorrían por el sur. “Un bar del chitlin’ circuit era una mezcla de cosas. Fueran legales, ilegales, fueran buenas o malas, podías ir a ese lugar y conseguir lo que buscaras. Pero, principalmente, representa un tiempo y una cultura que no pueden ser recuperadas o borradas.” explica Clifford Gillard, uno de los actuales responsables del Victory Grill.
Hoy el Victory Grill se encuentra en lo que Harold McMillan define como un “estado de limbo.” Después de varios años de arrendamiento a Eva Lindsey, la familia Holmes, todavía propietarIa del local, “medita” el futuro del emblemático juke joint. Pese a las limitaciones y con ideas distintas, Harold McMillan y Clifford Gillard se reparten el local. Mientras Clifford apuesta por el hip hop como forma de identificación con la población joven negra, Harold cree que tanto el blues como el jazz concuerdan mejor con el carácter original del Victory Grill.
Con respecto al Victory Grill Harold cuenta que, idealmente, lo que le gustaría ver son “actuaciones habituales de la gente que sigue viva de la escena original de East Austin. Pero no les pido que vengan a tocar a no ser que pueda permitirme pagarles decentemente. Si pudiera conseguir que ese gran grupo de músicos tuviera bolos habitualmente, [el Victory Grill] sería la sala de blues más legítima de Austin.” Desde Diverse Arts Harold ha hecho una propuesta a la familia para llevar el Victory Grill como una “institución cultural con café, bar y una política de conciertos muy ligada a la conservación y la música tradicional. Y además de la música, ya sabes, reuniones comunitarias, proyecciones, charlas y exhibiciones de arte junto a programas más contemporáneos.”
Música Negra saliendo de East Austin
“El blues les dice a la gente cosas que no admitirán por sí mismos.” “Cuando escuchas blues, te abre la mente y lo disfrutas por lo que es, te deja una sensación de limpieza en el alma.” (W.C. Clark)
A mediados de los 50, un adolescente W.C. Clark, considerado hoy “el padrino del blues de Austin”, acudía a Victory Grill a ver tocar a su primo, Big Pete Pearson. Músicos como T.D Bell y Erbie Bowser –luego T.D. Bell & the Cadillacs-, Blues Boy Hubbard & the Jets, trompetistas como Martin Banks y Donald “Duck” Jennings y el escurridizo pianista Grey Ghost abarrotaban todos los clubes de la zona: el Victory Grill, Charlie’s Playhouse, I.L Lounge, el Chicken Shack… “La escena alrededor de Victory Grill siempre estaba llena de gente, siempre. Tenían fantásticos ‘Blue Mondays’ y concursos. De hecho, Bobby “Blue” Bland venía los lunes y ganó un concurso de talentos. Lo siguiente que supe es que estaba en una compañía discográfica. Siempre había algo en marcha”, recuerda W.C. Clark.
Además de su convivencia con leyendas de blues locales, la experiencia de WC Clark incluye trabajos con el soul man Joe Tex y el mayor éxito de Austin, Stevie Ray Vaughan. WC Clark accedió a los deseos de Stevie al unirse a su primera formación, Triple Threat, donde tocó el bajo. Junto al teclista Mike Kindred, es autor de “Cold Shot”, popularizada por Stevie. También fue WC Clark quien introdujo a Jimmie, el mayor de los Vaughan, en los clubes de East Austin. Pero por encima de todo, WC Clark ha publicado seis increíbles discos para escuchar una y otra vez. No se considera sólo un músico de blues ya que su estilo combina blues, R&B, soul, baladas y rock ‘n’ roll. “La música soul es más como gracias y el blues es más ‘esto es lo que ha pasado.’” “El blues”, continúa, “les dice a la gente cosas que no admitirán por sí mismos.” “Cuando escuchas blues, te abre la mente y lo disfrutas por lo que es, te deja una sensación de limpieza en el alma.”
Continuamente se lanzan nombres de artistas que se cree que tocaron en el Victory Grill: B.B. King, James Brown, Ike & Tina Turner, T-Bone Walker o Ruth Brown entre otros. También hay una foto de esos años con un grupo de mujeres en una mesa. En el centro, luciendo un sombrero, hay quien reconoce a Billie Holliday y hay quien no está tan seguro de que sea ella. No importa demasiado. El circuito chitlin’ acogió a todos los músicos negros que giraban por el sur, a menudo respaldados por músicos locales. También cuentan que Clarence “Gatemouth” Brown estaba celoso de que las chicas aplaudieran más a Blues Boy Hubbard que a él en Charlie’s Playhouse. Y que el propio Freddie King aparcó una limusina frente al Chicken Shack para convencer a Blues Boy de que fuera su telonero durante la gira. Uno de los responsables del paso de grandes bluesmen por Austin fue Tony Von, un DJ negro que supo aprovechar su importancia en cuanto a difusión. “Si tú me rascas la espalda, yo te la rascaré a ti. Pondré tus discos si vienes aquí y no me cobras nada. Tengo una banda que os acompañará a todos.”
Pianista de jazz admirado por sus compañeros, miembro de la orquesta de Ray Charles y amigo de “Fathead” Newman, Ornette Coleman y Jimmy Smith entre otros, Dr. James Polk es un veterano indiscutible en la escena de jazz y blues en Austin. Polk ha sido además profesor de jazz en la Universidad de Texas en San Marcos y doctorado en Huston-Tillotson College. “No fui a la universidad para doctorarme. Aprendí todo lo que he aprendido en la calle y es probablemente más de lo que hubiera tenido que aprender en la universidad. Sí, mucha gente tiene problemas con eso. Nunca estudié música clásica porque no era lo mío.”
En los años sesenta James Polk dirigió su propia banda, James Polk & The Brothers, una especie de escuela musical, comparable a los Jazz Messengers de Art Blakey, por la que pasaron importantes músicos de la escena negra como el trompetista Martin Banks, el bluesman Matthew Robinson, el propio WC Clark y Angela Streheli. “Compré un viejo autobús de colegio”, explica Polk, “y solíamos viajar en él. Nos lo pasamos muy bien. No queríamos que pareciera un autobís de colegió así que lo pinté de verde y blanco.”
James Polk & The Brothers se convirtió en una de las primeras bandas integradas de Austin. Su formación coincidió con la época en la que algunos universitarios blancos empezaron a descubrir el blues acudiendo a East Austin. “Cuando empezaron a venir toda la escena cambió,” explica WC Clark. “Los universitarios venían a Victory Grill y Charlie´s Playhouse y eso fue el principio del cambio para el movimiento.”
Antone’s, Vulcan Gas Company y Armadillo World Headquarters
“Estar allí era muy especial y mágico en sí mismo. Yo era, como mi banda, un mustang salvaje sin siquiera darme cuenta” (Matthew Robinson)
Club mítico con constantes referencias en la cultura popular, Antone’s fue durante años el principal club de blues de Austin en términos de fama. Su imagen la personificaba Clifford Antone y con su fallecimiento en 2006 la idea de Antone´s como el “hogar del blues” es cada vez más difusa. Creyendo de manera literal en un “hogar”, Clifford fundó el club original en 1975. Contactó con las grandes figuras de blues de Chicago cuyas oportunidades para tocar en directo seguían reduciéndose con el tiempo. Les ofrecía tocar y vivir en su club durante semanas e incluso meses y allí acudieron Muddy Waters, Buddy Guy, James Cotton o John Lee Hooker entre otros. Así, los jóvenes músicos blancos que habían descubierto el blues a lo largo de los 60 acudiendo a los clubes de East Austin tenían la oportunidad de aprender a tocar con algunos de sus héroes.
El incansable Pinetop Perkins sigue tocando en Antone’s a sus 97 años. Celebra cada cumpleaños en el club y es el único al que se le permite fumar. Entre cigarro y cigarro, Pinetop vende su documental y sus últimos discos en una esquina del club mientras atiende fotos y firmas. Camina con su bastón y sube al escenario a tocar. Regala unos pocos clásicos como “Down In Mississippi”, “Grinder Man Blues” y “Got My Mojo Workin’.”
Antone’s estableció una conexión entre dos generaciones de músicos de blues de la que saldrían Stevie Ray Vaughan, Jimmie Vaughan, Angela Streheli, Marcia Ball o Kim Wilson, aunque, a menudo, los bluesmen locales no tuvieron tanta cabida en esta nueva escena de blues. Aún así gente como Matthew Robinson, polivalente protagonista de la escena musical de Austin, agradece la actitud de Clifford: “era tan amable que estaba dispuesto a darte cualquier cosa que tuviera para ayudarte, sobre todo si eras un músico de blues. Iría contigo hasta el final.”
Uno de los grandes iconos del Austin de aquellos años, todavía hoy, es Willie Nelson, un hombre que fue capaz de juntar las inicialmente opuestas escenas country y hippie, a partir de su llegada a Austin en 1965. Nelson combinó su imagen de cowboy con una actitud abierta hacia el uso de drogas y hacia la emergente escena psicodélica. A principios de los 70, Nelson encabezó el outlaw country junto a Jennings, Cash y Kristofferson. El lugar para esta música y subcultura fueron los desaparecidos Vulcan Gas Company y Armadillo World Headquarters.
Sin licencia para vender alcohol y con habitual venta de marihuana, Vulcan Gas Company fue el primer club ligado a la música psicodélica y, en consonancia con el clima del momento, solo logró mantenerse durante tres años, desde 1967 a 1970. Esta creciente comunidad psicodélica nació en oposición a la tradición de honky-tonks tejanos y a cultura de las fraternidades universitarias. Fue un centro comunitario underground sin publicidad tradicional pero con los fantásticos carteles de Jim Franklin como atracción visual. El Vulcan fue pionero en introducir una mezcla de género insólita hasta el momento que incluía música negra, rock y country. Además del éxito de Shiva’s Headband y de 13th Floor Elevators, epítomes del rock psicodélico en Austin, el Vulcan acogió a grupos como la Velvet Underground, Moby Grape y los bluesmen Lightnin’ Hopkins y Big Joe Williams entre otros.
Tras su cierre, Armadillo World Headquarters se abrió para llenar el vacío e inició una transición hacia la viabilidad económica que se basó en el eclecticismo de estilos. Como había demostrado el Vulcan, la meta para un club que nacía desde la escena underground era sobrevivir. Por ello, el Armadillo World Headquaters –que también contó con las ilustraciones de Jim Franklin- atrajo a un variado elenco de figuras como Willie Nelson, Frank Zappa, Freddie King, Janis Joplin, Ray Charles, Iggy Pop, The Clash, Lynyrd Skynyrd o ACDC. Consiguieron sobrevivir durante diez años y todavía son en buena medida responsables de la imagen hip y liberal asociada con Austin. “Estar allí era muy especial y mágico en sí mismo. Yo era, como mi banda, un mustang salvaje sin siquiera darme cuenta”, explica Matthew Robinson. “Fue un placer conocer a Big Mama Thornton, Jimmy Reed y toda aquella gente… Roky Erickson de 13th Floor Elevators, Johnny Winter… Hay tantos que me mareo tratando de recordarlos.”
Cambios de escenario e integración racial
“Todo lo que salía de esta parte de la ciudad se secó porque los negros podían ir a otros sitios y los blancos ya no venían. No lo necesitaban” (Dr. James Polk)
Uno de los temas más problemáticos de la historia norteamericana es la repercusión del movimiento por los derechos civiles y los efectos reales de la “integración” racial, un proceso cuya puesta en práctica fue generalmente pobre. Aunque la aprobación del Acta de Derechos Civiles se produjo en 1964, en Austin –como en la mayoría de ciudades del Sur- el proceso real se produjo entre 1970 y 1971. En el ámbito musical, la integración racial ya se había estado fraguando a lo largo de los 60 en East Austin con las frecuentes visitas de universitarios blancos. Al contrario de lo que hubiera sucedido al revés, los estudiantes blancos sí eran bienvenidos en los clubes negros. Pero los problemas surgieron por negocio. Charlie Earnest Gilden, propietario de Charlie’s Playhouse y del after Chicken Shack, se vio desbordado por la gran masa de clientela universitaria que empezó a abarrotar su club. Viendo las posibilidades, Charlie empezó a aceptar reservas, una práctica insólita para la población negra del barrio. Así, mientras los lunes había “Soul Night” para los afroamericanos, los viernes y sábados muchos miembros de la comunidad tenían difícil acceso a Charlie’s Playhouse. Esta situación provocó incluso un boicot fallido por parte de algunos estudiantes de Huston-Tillotson College, la universidad negra de East Austin. Al mismo tiempo, los bluesmen populares del momento como Blues Boy Hubbard & the Jets y James Polk eran contratados para tocar en fiestas privadas en fraternidades.
A partir del 70 y 71, la ferviente comunidad cultural negra de East Austin comenzó a caer en picado. Charlie’s Playhouse cerró en 1970 aunque Charlie consiguió mantener el Chicken Shack abierto hasta su muerte en 1979. En referencia a la presencia de los estudiantes blancos en Austin, WC Clark señala el lado positivo para los músicos: “Eso fue cuando el Oeste, el Sur y todo Austin empezó a llenarse con blues y los blancos empezaron a tocar blues. Supuso un cambio porque de repente podías ganar más dinero del que solías tocando blues.” Por otra parte, Dr. James Polk destaca el efecto sobre East Austin. “Todo lo que salía de esta parte de la ciudad se secó porque los negros podían ir a otros sitios y los blancos ya no venían. No lo necesitaban”.
Contradicciones de la “Capital Mundial de la Música en Directo”
“La mayoría de gente que vive aquí ahora son Anglo, todavía no han cumplido los 50, de fácil movilidad, sin niños, con un bonito coche importado y se sienten muy bien por vivir aquí porque es cool vivir en Central East Austin ahora” (Harold McMillan)
Las habituales y cambiantes etiquetas que se añaden a las ciudades, especialmente en EE.UU., son también una forma de revelar las propias carencias. “Existe esta visión romántica sobre Austin como un sitio hip y cool, pero mucha gente que habla de esa manera no conecta realmente a nivel personal”, comenta Harold. “Cuando lo llamaron así”, explica WC Clark, “había gente por todas partes… por lo menos 12 o 13 clubs poniendo buena música durante la semana. Ahora las cosas van un poco más despacio.” Aún así, por encima de todas las críticas, existe una aceptación general de que este lema beneficia a la ciudad. “Puedo afirmar que Austin sí tiene más locales para la música en directo que muchas grandes ciudades, per cápita”, señala Dr. James Polk. “Es bueno ser conocido como la capital mundial de la música en directo porque atrae a muchos músicos (…) Está centrado en la música, no importa el estilo y eso es bueno para los músicos y para la economía.”
Uno de los grandes problemas de la capital mundial de la música en directo es la representación desigual de estilos. Tradicionalmente, Austin está muy ligada a la historia del country y del blues pero ambas escenas envejecen. El country ha encontrado su refugio tomando mucho pop y con la etiqueta de alternative country. En cuanto al blues, mientras los clubes históricos tratan de revitalizar, Antone’s acoge todo tipo de conciertos, no sólo blues. En 6th Street –la calle principal de la ciudad- se puede escuchar blues y blues-rock de la escuela de Stevie en varios locales. Los lunes siguen siendo días de Blue Monday’s en lugares como Maggie Mae’s, donde tocan Mike Milligan & the Altar Boyz. “Considerando que van a usar esa etiqueta, deberían tratar mejor a los músicos. Ahora tocamos en tres sitios distintos pero solíamos tocar solo en dos sitios de 6th Street porque pagan. Todos los demás… nada”, señala Mike. “Tocaría por nada solo por tocar (…) pero es bueno cobrar y no tener que sufrir con bolos donde no te pagan”, aclara el cantante y harmonicista.
Lo mismo sucede con los mundialmente famosos festivales South By South West y Austin City Limits. En South By South West, festival semanal que se celebra por toda la ciudad, los músicos no cobran bajo la excusa de que el festival es un altavoz para promocionarse. Austin City Limits funciona más al uso, ligado a la música indie. Este año algunos cabezas de cartel eran Muse, The Black Keys, The Strokes y los veteranos Eagles. La presencia de músicos de Austin fue muy limitada, igual que la representación afroamericana que sólo contó con la participación de Trombone Shorty, el músico de Nueva Orleans.
En cuanto al jazz, tan sólo está el Elephant Room como club de referencia y espacios donde ocasionalmente puede escucharse. El sonido ochentero, el pop, el metal y la estética rockabilly tienen su hueco alrededor de la ciudad y por supuesto, uno escucha clásicos del rock en cualquier cafetería o supermercado. También hay un relativamente pequeño grupo de bares que ignoran la música en directo y apuestan por pinchar música electrónica alejándose del imaginario de Austin.

El bluesman Matthew Robinson con los Peterson Brothers, una de las promesas de Austin (Josep Pedro, 2010)
Una de las esperanzas de los amantes del blues en Austin son los Peterson Brothers, dos hermanos de once y catorce que compaginan escuela y conciertos. Cuentan con actuaciones habituales en Austin y ya han compartido escenario con muchos de los veteranos como Pinetop Perkins y Matthew Robinson. The Peterson Brothers Band podrían ser un revulsivo –con las circunstancias propicias- para East Austin. El Este está en pleno proceso de remodelación. “Irónicamente, durante los últimos años Central East Austin, que está al lado del centro, no es una comunidad mayoritariamente de minorías étnicas”, apunta Harold McMillian. “La mayoría de gente que vive aquí ahora son Anglo, todavía no han cumplido los 50, de fácil movilidad, sin niños, con un bonito coche importado y se sienten muy bien por vivir aquí porque es cool vivir en Central East Austin ahora.”
Pero la música tradicional negra, la que en Austin se gestó en la parte Este, es y será una música minoritaria dentro del futuro incierto de la maquinaria mercantil. En la misma calle del Victory Grill, Clay Shorkey -fundador y director del Museo de la Música Texana– lleva años trabajando en los paneles biográficos sobre músicos locales que llenan las insuficientes paredes del museo. Pero siguen funcionando con voluntarios y sin financiación. Quizás deban venderse postales de Blues Boy Hubbard, T.D. Bell, Erbie Bowser, WC Clark, James Polk y Matthew Robinson al lado de todo lo que se vende de Stevie Ray Vaughan y Hendrix. Los documentales existentes sobre Grey Ghost y East Austin deberían por lo menos recibir el mismo apoyo que la producción del reconocido documental Antone’s Home of the Blues.
En ciudades como Memphis, el contraste entre la mercadotecnia “musical” de Beale Street y la extrema dejadez y pobreza de la mayor parte de la ciudad avergüenzan pero, al contrario que Memphis, Austin cuenta con ingresos constantes –en buena medida ligados a UT (Universidad de Texas en Austin)- capaces de mantener la ciudad si el dinero se reinvierte en las comunidades locales. Hay que trabajar en toda la documentación pendiente, grabar nuevas imágenes, producir más discos, artículos, libros… Desechar los prejuicios. Y el esfuerzo debe tener un punto de unión. Sino el problema de desconocimiento y conciencia se agravará y East Austin se convertirá en otro brillante vacío de nuestros tiempos. Hay que creer en los antihéroes.
Artículo publicado en la revista Ruta 66 (marzo 2011)
Enlaces de interés:
Diverse Arts / Texas Music Museum
“Juke Joint Blues“, historia colectiva sobre la tradición del blues en Austin por Johnny Meyers
“Confessin’ the Blues“, historia de WC Clark por Christopher Hess
“Bright Lights, Inner City“, historia sobre la tradición musical de East Austin por Margaret Moser
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